INFANCIA Y ADOLESCENCIA

  • "Este niño no para"
  • "Tiene miedo a dormir solo"
  • "No quiero ir al cole"
  • "Tiene que salirse con la suya"
  • "Es que me pegan en el cole"
  • "No se centra con nada"
  • "Solo se porta mal en casa"
  • "Está empezando a contestarme mal"
  • "Pues no sé..."
  • "Lo que quiero es estar con mamá"

Descubrir el mundo es una experiencia única para cada uno de nosotros. Incluye el descubrimiento de uno mismo, nuestro cuerpo y las cosas que podemos hacer y aprender. El entorno que nos rodea y las personas que están en él. Podemos sentirnos seguros o inseguros y, quizá, no podemos manifestar que estamos tristes, enfadados, incluso contentos. O no sabemos cómo se hace.

La infancia incluye todas esas experiencias a lo largo de un trayecto de crecimiento que no se volverá a repetir con tanta intensidad en nuestras vidas.

Aprendemos a caminar, a hablar, a socializar, nos escolarizamos... debemos adaptarnos a un entorno que es nuevo a cada paso que damos. La figura de la madre y el padre, que nos brindan seguridad, afecto y aprendizaje, son esenciales durante esta etapa. Reconocer las emociones y sentirlas validadas dentro de la relación padres-hijo/a, es fundamental.

Podemos ser más activos o más inhibidos y, esa circunstancia, también influye en nuestro desarrollo. Si nos paramos a pensar con cierto detenimiento en la grandeza de todo este proceso, es fácil concluir sobre la enorme complejidad del mismo. Por eso, es normal que, a veces, surjan complicaciones. Los niños pueden sentir miedos e inseguridades o manifestar un exceso de actividad y falta de concentración o estar tristes y parecer enfadados. La superación de esas dificultades forma parte del crecimiento como personas.

Mientras tanto, el desarrollo hacia la edad adulta sigue sin detenerse. Y llega esa etapa de la vida en la que la individuación, el acercamiento a nuestros iguales y la consolidación de la identidad toman el protagonismo de nuestras vidas. La adolescencia.

  • "Es que no me entendéis"
  • "Me da mucha vergüenza"
  • "Este chico no hace caso"
  • "No sé quien soy"
  • "Todos los días hay bronca"
  • "No nos cuenta nada"
  • "¿Es normal que...?"
  • "Estudia mucho pero luego..."
  • "No me gusto"
  • "Quiero que mis padres me dejen en paz"

Ese período convulso se ha puesto de manifiesto cuando no lo esperábamos. Sabíamos que llegaría aunque también habíamos dicho que nosotros no seríamos "tan pavos" como lo eran muchos que veíamos a nuestro alrededor. Imposible, nos ha pasado.

La adolescencia llega con una fuerza imparable. Los cambios físicos están acompañados de otros cambios que nos empujan a separarnos de aquellos que hasta ahora habían sido los más próximos. Queremos estar con nuestros amigos, descubrir las relaciones de pareja y el sexo, transgredir las normas, coquetear, y más que eso, con lo prohibido. Porque para todo eso ahora ya "somos mayores" y podemos marcar nuestro propio estilo.

Todas esas nuevas experiencias hay que asimilarlas e integrarlas en nosotros mismos. Seguir aprendiendo, acertando aunque no siempre, que el camino hacia la edad adulta también abre una vía hacia responsabilidades que hasta ahora no nos habían sido exigidas.

La adolescencia es en sí misma un período de crisis y conflicto pero, como tal, de gran crecimiento y múltiples oportunidades y alternativas.

Pueden acompañar en este proceso cambios de humor extremo, cierta falta de control de los impulsos, emociones en su máxima expresión e intensidad...y otras muchas cosas. Pero también es cierto que somos jóvenes recién estrenados y que, junto a nuestra tribu, tenemos la energía suficiente para "comernos el mundo". ¡Aunque éste no se deje comer!

No es exagerado decir que todos, como adolescentes, necesitamos ayuda para salir "victoriosos" de esta etapa... pero, en un momento determinado, quizá sea útil acudir a una ayuda externa. La insatisfacción con el cuerpo y la imagen propios, los momentos de máxima exigencia académica previos a la formación universitaria o profesional, el sexo en el más amplio sentido de la vivencia sexual personal, la aceptación del cambio constante y otras circunstancias pueden generar situaciones desadaptativas para los adolescentes.

Conocedores de todas esas dificultades para los niños y los adolescentes, en El Viso Psicólogos podemos ofrecerte nuestra ayuda y apoyo.

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