En nuestro anterior blog sobre toma de decisiones analizamos una aproximación sobre cómo las llevamos a cabo. En esta segunda ofrecemos algunas estrategias genéricas acerca de cómo tomar tales decisiones. Recuerda que si sueles tener dificultad en la toma de decisiones, comunicar tus preferencias y límites habitualmente, puedes contactar con nosotros. La terapia cognitivo conductual ha demostrado eficacia en estos motivos de consulta.
Estrategias para tomar decisiones efectivas
Aunque tomar decisiones puede ser desafiante, hay algunas estrategias que pueden mejorar nuestra capacidad para hacerlo de manera efectiva:
- Definir claramente el objetivo: antes de tomar una decisión, es importante tener claridad sobre lo que realmente se quiere lograr. ¿Cuál es el propósito de la decisión? ¿Qué resultado se espera? Tener un objetivo claro puede ayudarnos a enfocar el proceso de decisión. Escribir, describir o dibujar el objetivo puede ayudarnos a esclarecerlo.
- Reunir información suficiente: es fundamental contar con toda la información relevante antes de tomar una decisión. Esto no significa que debamos buscar datos de forma interminable, pero sí que necesitamos asegurarnos de tener los detalles clave que podrían influir en nuestra elección.
- Considerar las consecuencias a largo plazo: al tomar decisiones, a menudo nos centramos en los beneficios inmediatos, sin pensar en cómo esa elección afectará al futuro. Reflexionar sobre las posibles consecuencias a largo plazo puede llevarnos a tomar decisiones más prudentes.
- Poner límites de tiempo: si bien algunas decisiones requieren reflexión profunda, otras no necesitan demasiado tiempo. Poner límites de tiempo para cada tipo de decisión (pequeñas o grandes) puede evitar la procrastinación y reducir el estrés asociado a la indecisión. Por ejemplo, diferencias entre la importancia y gravedad de distintas decisiones nos puede ayudar a establecer unos intervalos temporales.
- Consultar con otras personas: pedir consejo a personas de confianza puede ofrecer una nueva perspectiva y ayudar a ver opciones que no habíamos considerado. Sin embargo, es importante no depender completamente de las opiniones ajenas y asegurarse de que la decisión final refleje nuestras prioridades. También consultar a personas con experiencia en el sector o problema puede resultar beneficioso ya que pueden darnos información y contactos relevantes.
- Aceptar la imperfección: ninguna decisión será perfecta. Incluso cuando hacemos la toma de decisión lo mejor que podemos, el resultado no siempre está bajo nuestro control. Aprender a aceptar que las decisiones implican siempre algún grado de incertidumbre nos permite avanzar.
El impacto emocional de las decisiones
Después de tomar una decisión, es común experimentar una gran variedad de emociones. En algunos casos, puede aparecer cierta disonancia cognitiva, una incomodidad que surge cuando una decisión tomada no parece alinearse completamente con nuestras expectativas o deseos. Para manejar esta sensación, es útil recordar que el arrepentimiento es parte del ser humano, y que cualquier decisión ofrece oportunidades de aprendizaje y crecimiento.
Por otro lado, tomar una buena decisión, ya sea personal o profesional, puede generar un sentimiento de logro y satisfacción. Además, desarrolla la confianza en nuestra capacidad de tomar decisiones, fortalece nuestra autoestima, y nos prepara para enfrentar desafíos futuros con mayor seguridad.
En definitiva, tomar decisiones es una parte esencial de la vida y, aunque puede generar ansiedad, también es una oportunidad para crecer y aprender. La clave está en equilibrar la razón con la emoción y aceptar que no podemos predecir el futuro.
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