
La ley de la retrocesión, formulada por el filósofo Alan Watts, describe una paradoja esencial de la vida: cuanto más te esfuerzas por sentirte bien, más insatisfecho te sientes.
En palabras simples, perseguir constantemente lo positivo refuerza la sensación de no tenerlo.
Esta idea desafía gran parte de lo que la cultura del bienestar moderno nos enseña. En este artículo descubrirás qué significa realmente la ley de la retrocesión, cómo aplicarla a tu vida y cómo puede ayudarte la psicología a integrar el malestar en tu desarrollo personal.
Para profundizar en su pensamiento, puedes consultar la Alan Watts Organization, una referencia internacional sobre su filosofía.
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ToggleQué es la ley de la retrocesión
Alan Watts explicaba que la ley de la retrocesión plantea una paradoja: cuanto más buscas sentirte bien, más te frustras.
Este fenómeno ocurre porque el acto mismo de “buscar” implica admitir que te falta algo.
Cuanto más persigues la felicidad, más consciente eres de que no la tienes.
Imagina lo siguiente:
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Cuanto más intentas dormir, más te desvelas.
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Cuanto más te esfuerzas por gustarle a alguien, más nervioso te sientes.
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Cuanto más tratas de relajarte, más tensión notas en tu cuerpo.
La solución, según Watts, está en dejar de resistirse a lo que sentimos. Aceptar el malestar no significa rendirse, sino vivir sin añadir sufrimiento al sufrimiento.
Si este tema te resulta familiar, puede ayudarte la terapia individual en Madrid, donde se trabaja la gestión emocional y el equilibrio psicológico.
El error de querer sentirse bien todo el tiempo
Durante las últimas décadas, la sociedad ha promovido la idea de que la vida ideal es aquella sin tristeza, ansiedad o frustración. Pero la búsqueda obsesiva de bienestar nos lleva a un efecto contrario: más ansiedad y vacío emocional.
El efecto paradójico de la felicidad
La ley de la retrocesión nos enseña que intentar eliminar el malestar solo lo intensifica.
Cuando te repites “no quiero estar triste” o “debo sentirme feliz”, estás reforzando la existencia de esa emoción que intentas evitar.
Desde la psicología moderna, esto se conoce como la paradoja del control: cuanto más intentas controlar tus pensamientos o emociones, más te controlan ellos a ti.
Si sientes que vives en esa lucha interna, la terapia para la ansiedad puede ayudarte a desarrollar herramientas para aceptar tus emociones sin que te dominen.
Los dos enfoques que alimentan el sufrimiento
Watts señalaba que la sociedad actual se mueve entre dos extremos:
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Querer dejar de sufrir.
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Querer ser feliz todo el tiempo.
Ambas posturas, aunque parezcan opuestas, comparten el mismo error: negar la existencia del malestar.
Y negar el dolor no lo elimina, solo lo intensifica.
1. Dejar de sufrir: la trampa del control
El primer enfoque parte de la idea de que “una vida buena es una vida sin dolor”. Pero el sufrimiento es parte de la condición humana.
Intentar evitarlo es como pretender caminar sin dejar huellas: imposible.
La clave no está en huir de los problemas, sino en elegir aquellos que merecen la pena.
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Las agujetas del ejercicio duelen, pero reflejan esfuerzo.
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Las discusiones en pareja son incómodas, pero fortalecen la comunicación.
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El miedo al fracaso paraliza, pero enfrentarlo genera madurez.
Evitar las emociones incómodas solo prolonga su efecto.
En cambio, permitirte sentirlas desde la aceptación te ayuda a integrar el aprendizaje que traen consigo.
Si te interesa este enfoque, te recomendamos leer nuestro artículo sobre la trampa de la felicidad o conocer cómo trabajamos la terapia de aceptación y compromiso.
2. Ser feliz: un mandato imposible
El otro extremo es la idea de que “tienes que ser feliz”. Este mandato genera culpa, frustración y sensación de fracaso.
La ley de la retrocesión explica que, cuanto más persigues la felicidad, más consciente eres de su ausencia.
Aceptar los altibajos emocionales no es resignarse, sino reconocer que una vida plena incluye momentos difíciles.
La felicidad genuina surge cuando dejamos de presionarnos por alcanzarla.
Si este patrón de exigencia afecta tu autopercepción, puedes explorar nuestra terapia de autoestima, donde trabajamos la autoaceptación y el autoconocimiento.
Aceptar el malestar: la esencia de la ley de la retrocesión
La ley de la retrocesión propone un cambio de perspectiva radical: permitir el malestar sin resistencia.
Evitar el dolor es, paradójicamente, una forma de generarlo.
Negar los problemas o el fracaso solo los convierte en una amenaza mayor.
El malestar no es un enemigo a eliminar, sino un mensaje que merece ser escuchado.
Cada emoción desagradable cumple una función: el miedo te protege, la tristeza te conecta con la pérdida, la frustración te impulsa a mejorar.
Aceptar no es rendirse, es dejar de pelear contra lo inevitable.
Si te cuesta hacerlo por ti mismo, la terapia online en Madrid puede ser una buena opción para aprender a gestionar las emociones con apoyo profesional.
Cómo aplicar la ley de la retrocesión en tu vida diaria
1. Deja de luchar contra tus pensamientos
Cuando aparece la ansiedad, el miedo o la tristeza, no los rechaces.
Simplemente obsérvalos sin juzgar.
Este enfoque está en la base de la psicología mindfulness, que busca vivir las emociones desde la presencia y no desde la lucha.
“Estoy nervioso y está bien sentirlo. No necesito eliminarlo.”
Practicar la aceptación reduce el impacto del malestar y te devuelve la libertad de actuar según tus valores, no según tus miedos.
2. Encuentra sentido al malestar
Pregúntate qué te está enseñando tu incomodidad.
A veces el dolor señala una necesidad de cambio, una falta de cuidado personal o un valor que estás descuidando.
El malestar puede convertirse en un maestro silencioso si aprendes a escucharlo.
Por ejemplo, tolerar el esfuerzo en una relación puede reflejar amor y compromiso; afrontar el miedo al fracaso puede demostrar coraje y deseo de crecimiento.
En consulta, ayudamos a las personas a dar significado a sus emociones. Si te interesa este trabajo interior, puedes leer más sobre nuestra terapia de pareja en Madrid, donde la aceptación emocional es clave para el cambio.
3. Abraza la imperfección
La ley de la retrocesión también invita a aceptar la imperfección como parte esencial de la experiencia humana.
Buscar la perfección emocional solo genera frustración.
Aceptar los errores, en cambio, te permite vivir con autenticidad.
“Fracasar no me define; aprender sí.”
Cada vez que te permites fallar, te das la oportunidad de crecer.
Esa actitud es una de las bases de la terapia para la autoestima, que trabaja el reconocimiento de la propia valía incluso en los momentos de dificultad.
Cómo aplican los psicólogos la ley de la retrocesión
En la práctica clínica, los psicólogos trabajan la ley de la retrocesión a través de distintas estrategias terapéuticas:
1. Aceptación y compromiso (ACT)
Una corriente basada en permitir el malestar emocional y actuar según los valores personales, incluso en presencia de incomodidad.
2. Reestructuración cognitiva
Consiste en cuestionar los pensamientos distorsionados (“si sufro, algo está mal”) y reemplazarlos por interpretaciones más realistas y compasivas.
3. Entrenamiento en autocompasión
Ayuda a tratarte con amabilidad cuando fallas o experimentas dolor.
Reducir la autocrítica te acerca a una vida más libre y coherente con tus valores.
En El Viso Psicólogos aplicamos estas herramientas para acompañarte en la integración emocional, fomentando una relación más sana con el malestar y la búsqueda de equilibrio interior.
Preguntas frecuentes sobre la ley de la retrocesión
¿Qué enseña la ley de la retrocesión?
Que cuanto más intentas eliminar el malestar o perseguir la felicidad, más sufrimiento generas. La aceptación es el camino hacia la serenidad y el equilibrio emocional.
¿Cómo puedo aplicar la ley de la retrocesión en mi vida?
Permítete sentir tus emociones sin intentar controlarlas. Aprende a convivir con ellas mientras sigues avanzando hacia tus metas personales.
¿Es posible dejar de sufrir completamente?
No. Pero sí puedes reducir el sufrimiento añadido que proviene de la lucha constante contra lo que sientes.
Vivir con equilibrio es aceptar lo inevitable
La ley de la retrocesión nos recuerda que la plenitud no se encuentra en eliminar el dolor, sino en aceptar su presencia como parte natural de la vida.
Solo cuando dejamos de resistirnos al malestar, podemos experimentar una felicidad más profunda y duradera.
En El Viso Psicólogos, te ayudamos a comprender y aplicar la ley de la retrocesión para que aprendas a convivir con tus emociones sin que te dominen.
Nuestro equipo te acompaña en el camino hacia una vida más serena, flexible y auténtica.
Solicita tu primera sesión informativa en El Viso Psicólogos sin compromiso y descubre cómo podemos ayudarte desde hoy.
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VÍCTOR MIGUEL LÓPEZ VIRGÓS
Psicólogo General Sanitario
Colegiado M-32104