Dice George Bernard Shaw que el ser humano vive en un entorno donde prevalece la vergüenza. Un lugar donde nos sentimos a menudo avergonzados de nosotros mismos, de nuestros parientes, de nuestros sueldos, de nuestros acentos, nuestras opiniones y experiencias así como de nuestra piel desnuda.
Las personas que tienden a la timidez tienden a observar antes de formar parte de un grupo, son más cautelosas y evalúan minuciosamente los pros y contras de las situaciones. También pueden ser personas muy sensibles a los sentimientos de los demás así como a los propios.
La timidez y la vergüenza están muy vinculados a la ansiedad. No obstante, es necesaria una aclaración antes de continuar:
Timidez
Alude a las sensaciones (tensión muscular, sudoración, taquicardia, respiración acelerada), pensamientos (¿Estoy cayendo bien? ¿Y si les aburro? ¿Y si no sé qué decir) y emociones (nerviosismo, inquietud, ansiedad) a la hora de presentarse ante personas y situaciones desconocidas.
El conjunto de estas variables hacen que se tenga una percepción de dificultad, incapacidad e incomodidad a la hora de interaccionar con otras personas.
Introversión
Es un rasgo o característica de personalidad. Las personas introvertidas pueden tener tanta (o más) habilidad social que las personas extrovertidas, su característica principal es que a la hora de interaccionar con otras personas se sienten más cómodas al hacerlo con grupos de pocas personas o individualmente.
Fobia Social
La fobia social es el extremo de la timidez. Resulta cuando interfiere con nuestros planes de vida, nos genera un malestar intenso ya que desearíamos poder socializar con más personas en nuestro tiempo libre, en el trabajo, con la familia…
Suele darse cuando la timidez se gestiona mediante lo que llamamos estrategias de evitación, que resultan en un bucle como el siguiente:
Esto genera un “bucle” como el siguiente:
Me pongo nervioso al conocer gente – lo paso mal – dejo de acudir a situaciones en las que conozco gente nueva para no pasarlo mal – pierdo oportunidades de práctica – mi habilidad social desciende – me pongo nervioso al conocer gente porque siento que no tengo habilidad suficiente – evito más situaciones…
La timidez y la fobia social comparten la emoción de la vergüenza ¿Y si hacemos el ridículo?
Podríamos decir que, desde la timidez y la ansiedad social, activamos el radar de las imperfecciones (¡nuestras, por supuesto!).
La característica principal de éstas es la autoobservación, nuestra mente se centra en:
- Síntomas físicos que estamos teniendo: sudoración, taquicardia, tensión muscular
- Pensamientos desalentadores o catastróficos: “me voy a quedar en blanco”, “les estoy aburriendo”
- Identificar cualquier pequeña señal que confirme estas sensaciones: un bostezo, una mirada a otro lado…
Si crees que puedes sentirse identificado/a con un bajo dominio de las habilidades sociales (iniciar, mantener y finalizar una conversación, presentarse a personas desconocidas, profundizar en una relación, etc.) puedes ponerte en contacto con nosotros, somos psicólogos con experiencia en el entrenamiento en habilidades sociales.
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