¿Cómo puedo gestionar el duelo y aceptar la pérdida de un ser querido?
El duelo es un proceso natural ante una pérdida significativa, no constituye una enfermedad en sí misma.
La única forma de pasar el duelo es transitándolo. Tal y como podemos apreciar en los relatos de Rosa Montero que os compartíamos en el anterior blog, el duelo, como su propia palabra indica, duele… y mucho. Se trata de un dolor muy intenso, descrito por muchas personas como “desgarrador”.
No es posible eliminar el dolor del duelo, dado que éste es inevitable y como vemos, cumple la función de aceptar la pérdida, integrarla en nuestra nueva vida sin esa persona.
No obstante, ello no nos condena a ser sujetos pasivos ante el proceso de duelo, también podemos ejercer un rol activo, tratando de aplicar las pautas que ofrecemos a continuación:
- Permítete la vivencia de emociones desagradables como la tristeza, ira, impotencia… así como otras que puedan surgirte. En lugar de inhibirlas, hazles un hueco aunque no sean de tu agrado, entendiéndolas como la respuesta natural que se deriva de la situación vivida.
- Igualmente, permítete dar cabida a las emociones agradables que puedan aparecer a lo largo del proceso, sin sentirte culpable por ello. Forman parte de nuestro abanico emocional y no implican falta de amor hacia la persona fallecida.
- Realiza actividades simbólicas que te permitan expresarte o despedirte de la persona fallecida. Es probable que hayan quedado temas o asuntos pendientes, especialmente si la muerte tuvo lugar de forma inesperada. Si esto sucede, algunos ejercicios pueden ayudarte a expresar y “enviar” simbólicamente, el mensaje a la persona fallecida. Ejemplo: escribir una carta a la persona fallecida. Igualmente, ten en cuenta que la despedida no es un acto puntual, son muchos los momentos que habéis compartido a lo largo de la vida y esos son los momentos que verdaderamente cuentan como expresiones de afecto y de despedida.
- A la hora de recordar la relación con la persona fallecida, pueden surgir sentimientos de culpa. Flexibiliza el pensamiento, sin caer en formas extremas y absolutistas de interpretar la realidad. “La perfección no existe”, se ha hecho lo que se ha podido, con la información que se tenía. Igualmente, el ser humano acostumbra a mirar con lupa lo que considera un error y a ignorar los aspectos positivos que también han estado presentes, no los ignores y tenlos también en cuenta.
- Mantén los contactos y relaciones sociales activos, permítete recibir apoyo y cariño de las personas de tu círculo.
- Como si se tratase de un equilibrista, permítete momentos en los que conectes con la situación, permitiéndote la expresión del dolor (incluye también el compartirlo con otras personas). Igualmente, una vez hayas tenido ese contacto con el desahogo, balancéate al lado de la desconexión, de continuar con las actividades gratificantes que te conectaban con emociones agradables (aunque ahora te cueste más conectar con ellas). Puedes transitar el duelo con este balanceo del equilibrista, con momentos de conexión y otros de desconexión.
- Recuerda que una parte de esa persona que no está físicamente presente, deja en ti un legado de aprendizajes que nunca mueren. De algún modo, puedes mantener viva esa huella emocional, manteniendo ese vínculo. Ejemplo: considerar al fallecido como una parte valiosa de tu biografía personal, incorporar sus virtudes en tu propio estilo personal, utilizarle como modelo o guía moral, retomar su forma de revisar los problemas (por ejemplo: preguntarte qué haría o qué te diría ante esa situación) y hablar con o de él/ella.
- Evita comparaciones con otras personas que están viviendo duelos. Legitima tus tiempos. La evidencia científica corrobora que existen diferencias inter-individuales (entre personas) pero también intra-individuales (con uno mismo).
- Recuerda que el proceso de duelo, es transitorio. Igualmente, ten en cuenta que no es un proceso lineal, tiene sus subidas y bajadas. Cuando te encuentres en una bajada, no la consideres un retroceso, sino parte del proceso. El tiempo siempre avanza hacia delante, todos los avances están en ti, no vuelves nunca al punto de partida.
- La línea de meta del duelo es la aceptación: aceptar la pérdida, recolocando emocionalmente a la persona fallecida e integrándola dentro de tu historia vital. También es útil saber que habrá fechas con un significado especial y recuerdos particularmente dolorosos que generarán emociones muy intensas. Son las llamadas “reacciones de aniversario”. Conviene normalizarlas, forman parte del proceso.
- Pide ayuda profesional. Recuerda que siempre puedes contar con la ayuda de un psicólogo para ayudarte a transitar el proceso de duelo y todo aquello que conlleva. Hay duelos especialmente complejos y los profesionales, estamos aquí para ayudarte.