Onicofagia, Tricotilomanía, Excoriación y Tartamudeo son algunas de las palabras que se encuentran entre los hábitos nerviosos que llamamos “TICS” (de Trastorno Impulsivo Compulsivo).
Estas palabras aluden a “morderse las uñas”, “tirarse o arrancarse pelos sueltos de la cabeza”, “rascarse la piel o las cutículas de las uñas”, “carraspear y tartamudear” respectivamente a consecuencia de un estado de nerviosismo.
Los TIC hacen referencia a conductas repetitivas, centradas y orientadas hacia el propio cuerpo que, normalmente, consisten en quitar o eliminar algo de éste; como las uñas, piel, cabello y mucosas. Suelen aparecer como una forma de gestión del estrés o la ansiedad ya que cambian nuestro foco de atención o liberan energía en el caso de los movimientos más enérgicos, lo que genera cierta sensación de alivio ante las sensaciones de tensión.
Son conductas que se presentan de manera frecuente en la infancia y la adolescencia.
¿Quién no ha carraspeado antes de tener que hablar en público en la universidad o el trabajo, se ha enredado el pelo alrededor de un dedo mientras estudiaba o ha movido los dedos o una pierna en una sala de espera?
Según Azrin y Nunn unos cuarenta millones de personas se muerden las uñas, en torno a ocho millones se tiran del cabello, cuatro millones tartamudean como hábito nervioso y una de cada cien personas tiene tics nerviosos como el movimiento muscular compulsivo sin origen orgánico (como mover la pierna sentado mientras se espera).
La mayoría no son patológicas y se consideran como un hábito, es decir, una conducta que se repite con un propósito determinado y que está bajo el control de la persona que la realiza. Sin embargo, cuando la conducta se vuelve persistente y la persona es incapaz de disminuir su frecuencia e intensidad cuando quisiera, es cuando aparece el problema.
Muchas veces el motivo que encontramos por el que se quiere cambiar este hábito es por “la imagen que doy al hacerlo” o por el deterioro de las zonas del cuerpo que se ven afectadas, por ejemplo, las manos o la coronilla, “las tengo muy mal y me da vergüenza que me las miren”.
Las causas más frecuentes que desencadenan que las personas realicen estos hábitos son estados emocionales intensos como el estrés, la ansiedad o la agresividad. Son formas que se han desarrollado, a través del aprendizaje, que permiten una vía de escape o un alivio momentáneo de esa tensión situacional.
“Es una falsa seguridad en ese momento”.
También es habitual que aparezcan en momentos de baja actividad física o de aburrimiento ya que estos movimientos paulatinamente se van automatizando.
Por tanto, los desencadenantes de los TIC al principio son puntuales pero, poco a poco, se van generalizando a muchas situaciones y cada vez aparecen con más frecuencia y con menos conciencia de estar realizándolos.
Con todo, muchas de las técnicas de la terapia cognitivo conductual han mostrado eficacia en la reducción de los hábitos nerviosos (TIC), ya que buena parte del éxito terapéutico está en la gestión eficaz de las emociones que subyacen a dichas situaciones (como el estrés o la ansiedad) y la ruptura de la asociación de esos movimientos con la “falsa seguridad”.
Referencias:
Azrin, N. H. y R. Gregory Nunn, (1977). Tratamiento de hábitos nerviosos. Tartamudez, tics, morderse las uñas, arrancarse el cabello, etcétera. Barcelona: Martínez Roca.
Cortés, E., Oropeza, R. Intervención Conductual en un caso de Onicofagia. Enseñanza e Investigación en Psicología, vol. 16, núm. 1, enero-junio, 2011.
García, J.L. (2006). Orientaciones para la Onicofagia. Consejería de Educación, Cultura y Deporte, Las Palmas de Gran Canaria (España).