Uno de los motivos más habituales en consulta concierne a las relaciones sociales. Todos los días interactuamos con diferentes personas; familiares, compañeros de trabajo, vecinos… y es normal que puedan surgir dificultades en algún momento. En esta entrada nos centraremos en cómo hablar con una persona que está a la defensiva.
Decimos que una persona se encuentra “a la defensiva” cuando no escucha mientras se le habla, lo que se dice se lo lleva a un terreno personal y devuelve una respuesta en consecuencia, con alta carga emocional.
Dice Nedra Glover Tawwab, en su libro “Cuestión de Límites“, que esta respuesta a la defensiva tiene más que ver con esa persona que contigo:
Los motivos para ponerse a la defensiva pueden ser variados:
- Quiere conseguir sus deseos u objetivos por encima de todo
- Resistencia a un cambio de dinámica
- Actitud defensiva por sentirse vulnerable en determinada situación
- Estado de ánimo en un momento dado
Es interesante, una vez que hemos podido detectar esta actitud, tratar de identificar a qué se puede deber. Por ejemplo, no es lo mismo un adolescente, cuyos cambios evolutivos pueden llevarlo a diferenciarse así de los demás, que un compañero de trabajo a quien no le importa los objetivos de sus compañeros.
De esta manera podremos también elegir cómo queremos (y si queremos), aproximarnos a esa persona.
¿Qué suele ocurrir cuando alguien se pone a la defensiva?
- Le da la vuelta a tu petición para terminar pidiéndote algo a ti
- Te explica por qué hizo algo en el pasado, se justifica
- Te recuerda lo que hiciste en el pasado para intentar poner tu petición en contexto
Es importante recordar que las relaciones no son unilaterales, se basan en el principio de reciprocidad.
Cómo hablar con personas que están a la defensiva
- Deja claro que hablas de ti, no de la otra persona. Utiliza afirmaciones en primera persona del singular:
“Estoy diciendo lo que me gustaría hacer mañana a mi” - Habla de un tema cada vez. Es habitual que las respuestas que recibas cambien de temas o saquen cosas de otro momento, abordar todo a la vez diluye el foco de atención para ambas partes.
- Si has fijado un límite, no te remitas al pasado. Tienes derecho a cambiar, modificar y establecer nuevas preferencias respecto al pasado. Evolucionamos y cambiamos.
- Utiliza palabras sobre sentimientos. Usa la “fórmula asertiva“: Descripción de hechos + me hace sentir + petición o límite
“Cuando alzamos la voz me siento frustrado y enfadado, me gustaría hablar en un rato con más calma y sin faltas de respeto” - Es habitual recurrir al mecanismo de Evitación. Dejarlo pasar, cambiar de tema, etc. Puedes parar un momento si lo necesitas pero retómalo poco tiempo después, no dejes que se perpetúe el patrón que quieres cambiar o que se enquiste el problema.
- Ten en cuenta con quién estás hablando. Algunas conversaciones vale más tenerlas en persona, pero si crees que cara a cara puede ser muy difícil para ti o para la otra persona, hazlo por otro medio que pueda facilitároslo (una carta, email, a través de una persona que pueda hacer de mediador…)
Otros enlaces:
Por qué me cuesta poner límites