“No puedo salir de casa”
Probablemente hayas escuchado antes la palabra agorafobia. Miedo, espacios abiertos o claustrofobia pueden haber acudido a tu mente.
Cuando nos imaginamos una persona que padece agorafobia, visualizamos alguien que lo pasa mal y siente gran miedo a salir de su casa. Afronta una puerta abierta como un muro infranqueable.
Pero, ¿qué teme que le pase?
La agorafobia no es tan literal como su definición “miedo a los espacios abiertos”. Esta persona no tiene miedo a un espacio abierto en sí mismo; no tiene miedo a su pasillo, no teme al mar ni la calle. Lo que teme es que le pase algo si sale.
Se caracteriza por el miedo o temor a estar en lugares o situaciones en los cuales pueda ser difícil poner fin o recibir ayuda en el caso de tener una crisis de ansiedad o síntomas parecidos como taquicardia, respiración acelerada o dificultades para respirar, náuseas, sudoración y/o tensión muscular.
Por tanto, tiene muchas más connotaciones anímicas y situacionales.
Además, puede suceder que determinadas situaciones y sensaciones se asocien con ese temor, ocurriendo también en espacios cerrados.
Sintetizando, lo más habitual es que la identifiquemos cuando la persona se tiene que desplazar, más aún si tiene que ir en transporte público (por ejemplo; ir al trabajo, al dentista, visitar un familiar o quedar con amistades).
El miedo ante estas situaciones hace que se comiencen a anticipar los pasos que tendrá que llevar a cabo; salir a la calle solo “¿si me pasa algo quién me ayuda?”, caminar por ella “¿y si me fatigo o me ahogo?”, bajar al metro “hay mucha gente, ¿y si me intentan robar? ¿Y si me contagian?”, lo cual genera un estado de ansiedad y malestar muy elevado sumado al miedo a sufrir un ataque de ansiedad, por lo que “mejor me quedo en casa”.
La situación pandémica actual favorece la aparición de síntomas semejantes a los anteriores. La prolongada situación de confinamiento y la actual etapa de desescalada pueden potenciar estos miedos.
En un inicio estos miedos están justificados por la situación vivida, sin embargo, si se prolongan a lo largo del tiempo y sientes que está limitando tu vida o diversas áreas de la misma; ocio, trabajo, pareja, etc. podrías necesitar ayuda profesional.
Agorafobia, ansiedad y pandemia pueden ir de la mano. La terapia psicológica puede facilitarte técnicas de relajación, habilidades de gestión de la ansiedad para retomar actividades que has abandonado así como herramientas para cambiar de perspectiva.