Es probable que, dentro del mundo animal, los humanos seamos la especie más desnaturalizada. Si observamos, encontramos similitudes con el sistema organizativo de algunas especies. Tenemos jerarquías, hábitos e incluso realizamos una pequeña hibernación, ya que es en los meses de verano cuando desenvolvemos la mayor parte de nuestra vida al aire libre y en espacios abiertos. Sin embargo, hemos perdido una de las cualidades más importantes de los animales, vital para ellos, el instinto.
Sabemos que tales instintos son las emociones que se generan ante una situación determinada, nos mandan una señal. En función de éstas, se pone en práctica una respuesta u otra, nos dicen “corre”, “ataca” o “escóndete”.
Los humanos parecemos haberlas ido perdiendo, da la impresión que nuestro estilo de vida actual nos obliga a renunciar a ese instinto y camuflarlo, más aún cuando tenemos sentimientos que no están calificados como “positivos”, debemos esconderlos. No sería adecuado dar esa imagen. El miedo, la ansiedad, el dolor, la indignación… que generalmente se encargan de advertirnos de algún peligro o de que algo no va bien. Se han convertido en emociones non gratas.
Además, este proceso se ha visto acelerado desde la aparición de las Redes Sociales; ese inmenso mar de información en el que todos nos sumergimos diariamente en busca de una pequeña dosis de serotonina.
Sin embargo, aunque los ocultemos, esos sentimientos siguen estando presentes, siguen dentro de nosotros y siguen determinando en gran medida nuestra vida. El problema es que cuando hay una gotera, por pequeña que sea, si no nos encargamos de ella, puede convertirse en un problema mucho mayor. Exactamente lo mismo que ocurre cuando bloqueamos de manera consciente y continuada algunas emociones.
La sociedad nos ha enseñado a tratar los problemas hacia dentro, solos y sin dar señas de que están ahí. De este modo, es habitual encontrar personas que ante un problema se distancian de sus seres queridos, “para que no me vean mal” o “por no preocuparlos”. Personas que aparentan estar bien en su entorno pero atraviesan un mal momento. Algunos estudios afirman que, entre el 10 y el 20% de los jóvenes a nivel mundial, sufren problemas psicológicos que no son tratados de manera adecuada.
Precisamente para luchar contra esta tendencia social que hemos desarrollado, existen técnicas como la ventilación emocional, que consiste en exteriorizar, identificar y expresar las emociones reprimidas. En El Viso Psicólogos ofrecemos un espacio seguro para que esto ocurra. Un espacio en el que no serás juzgado y habrá siempre una mano dispuesta a ayudarte. No debemos avergonzarnos ni ocultar sentimientos que hemos experimentado todos, a pesar de haber sido educados para ello.
Es un proceso de aprendizaje y reaprendizaje, y desde el equipo de profesionales de El Viso Psicólogos podemos y queremos ayudarte. Además, ofrecemos una primera sesión gratuita, para que puedas decidir si continuar o no desde tu experiencia.